El podio del odio

Dicen que un hombre de verdad no llora ... claro, hasta que le llega la alergia (Del gr. ἄλλος, otro, y ἔργον, trabajo). Entonces el picor de ojos y las dificultades respiratorias entran en su vida. Luego nuestro machote, llorando como España en cuartos y sonandose los mocos, se enfrenta a Oracle, el enorfe y feo gestor de bases de datos. Esto hace que su estado de ánimo toque fondo, pero sigue adelante gracias a la inestimable ayuda de una pelotita entiestrés, y de mezclar cerveza con las pastillas de la alergia. Más tarde, nuestro hombre decide descansar, y para ello se lanza delicadamente al sofá, aterriza comodamente cual cochino jabalí, y mientras nota que pierde visión en un ojo, observa por el otro como uno de los cristales de la montura de sus gafas sale volando ... cubriendo de cristales el suelo del salón. Se quita las gafas monoculares y descubre que la montura se ha roto, causando el último vuelo del cristal. Un amable señor, optico de profesión, le informa de que las gafas nuevas le van a costar 190€, y que mientras llegan se tendrá que enfrentar al monstruo Oracle, con cara de topo y con alergia. Es para llorar. Dadme un cubo de Rubik y dejadme en una isla desierta.

Por todo ello mi podio del odio lo ocupan:

1. El polen de gramínea.
2. Oracle y sus filiales.
3. La federación española de asociaciones del septor óptico.