De vuelta

9 horas y cuarto de viaje en bus. Ahora que estoy en casa, causa cierta desazón saber que si se me antoja comer pescado frito tendré que recorrer más de 630 km, o bien que mi madre me lo mande por seur.

Me subí al autobús a las 9 de la mañana, despidiéndome de mi padre, y busqué algo en la radio que trae integrada el asiento: Tiene 9 canales, de los cuales solo estaba activado el primero y con la decrepita cadena dial. Así que me puse el mp3, cerré los ojillos, y me desperté en Sevilla, con el cuello más tenso que la cuerda de un piano. Allí te bajas media hora, que aproveché para visitar el aseo más sucio de todo el sur español. Menos mal que aun no había comido.

Salimos de Sevilla a las 11:45 y se sentaron delante un cuarteto de catetas con coletas(aliteración barata), sabrinas doradas y cinturones a juego 'o-sea'. Para evitar sufrimiento a mis orejas me coloqué de nuevo el mp3, y a dormir otro rato. Así hasta Granada, donde paras casi una hora. Me tomé una cervecilla en una terraza y detecté con el portátil 7 redes inalámbricas, todas ellas son seguridad habilitada. Que listos estos granadinos.

Así que de vuelta al bus sin poder conectarme a internet... y hasta Murcia, a las 18:15 de la tarde. Todo el camino desde Granada hasta Murcia escuchando 'radio Marca', porque ya no me quedaban canciones por escuchar del mp3, y el chófer había cambiado de emisora en la radio del bus. Ya os podéis imaginar las tristes noticias que tuve que oír durante horas.

Tengo que agradecerle a Kike que se quedara de fiesta conmigo toda la noche anterior, por suerte San Fernando tiene una gran vida nocturna y no nos faltaron bares que cerrar. Así puede dormir la mayor parte del camino y se me hizo un poco más llevadero.

Y ya estoy en casa.