Llenarse la tripa es uno de los grandes placeres de la humanidad, y se hace con cierto estilo desde que el tenedor llego a Europa de mano de Teodora, hija de Constantino, el emperador de Bizancio. Ese fue el momento en que dejamos de usar las pezuñas y empezamos a comer como señores, pasando de ser una necesidad a un arte (si se era pudiente, claro). Aquí reseño cuatro sitios que no hay que perderse en la región de Murcia, pues habiendo yo comido, mis hijos tienen padre. Unos son humildes, en otros hay que dejarse un dinero, pero en todos come uno bien.
En Murcia:
BIANCO, detrás del corte ingles, junto a un mexicano, es de estilo minimalista, como a mi me gusta. Especializado en comida italiana, es un lugar en que el saben congeniar a la perfección la presentación de un plato, con la cantidad que ponen dentro. A mi siempre me gusta ver el plato medio lleno, y no medio vacío. Es el sitio ideal para llevar a alguien con quien quieres quedar bien, porque además tiene unos precios muy buenos y hasta la música ambiental (crowed hause) acompaña ... pero daros prisa, porque me da a mi que en cuanto se corra la voz van a subirlos.
Pepe el de los jamones, en el barrio del carmen, es el lugar donde ponen los mejores bocadillos de toda murcia, y tienen un recorte de periódico en la pared que lo demuestra... eso sí, solo tienen dos tipos, el Pepe, y el Superpepe. Las tapas están bien, pero ... esos bocatas son la leche. Además, te atiende Pepe, con ese aire de autoridad que los años le confieren. Te da tu bocata, y tu dices ...olé maestro.
En Cartagena:
Entre vinos y tapas. Otro restaurante de estilo minimalista, pero esta vez con comida de cazuela y también con platos llenos. En una paralela a Alfonso XIII, a la altura del edificio de la ONCE. Aunque está más subidito de precio que el BIANCO, tienen un servicio que merece la pena, es un sitio donde te sientes bien atendido, y donde tienen una cierta variedad de vinos... Aunque de vinos hablaremos en otro post.
Pedro el de la plaza. Pedro regenta el bar-cafetería-tasca de la plaza Gisbert de Cartagena. Es un señor amable, de conversación inteligente que te apaña en un momento un plato de lo que tu quieras. Tu vas y le dices, “Pedro, hazme esto” y Pedro te lo hace con muy buena mano y por un par de euros... sin exagerar. Digna de mención es la habilidad de Pedro para hacer un café asiático típico cartagenero.
Espero que os sirva de algo, y cuando paseis por delante de uno de estos locales os acordeis de mí.